Artículos y estudios
Beneficios de la terapia grupal
Cuando nos encontramos ante el diagnóstico de una enfermedad como es la Esclerosis Múltiple nos vemos perdidos, desorientados, y pensamos que nuestro círculo cercano de familiares y amigos nos escuchan, […]
Cuando nos encontramos ante el diagnóstico de una enfermedad como es la Esclerosis Múltiple nos vemos perdidos, desorientados, y pensamos que nuestro círculo cercano de familiares y amigos nos escuchan, pero no nos comprenden porque no están pasando en primera persona lo que nosotros estamos viviendo. Lo que queremos en ese momento es compartir nuestras vivencias, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, con otras personas que se encuentren viviendo nuestra misma situación o que la hayan vivido.
Por ello, nos acercamos a puntos de encuentro como la asociación, para buscar ayuda y orientación ante lo que estamos viviendo. De ahí que, tras recibir el apoyo psicológico individualizado, se nos proponga la posibilidad de reunirnos con otro grupo de personas que estén atravesando nuestras mismas circunstancias. De ahí surgen las terapias grupales.
Las terapias grupales deben crearse con un colectivo de personas que estén atravesando similares situaciones, perfiles bien definidos para que los grupos puedan funcionar de manera positiva y eficiente. Estas terapias deben estar supervisadas en todo momento por un profesional que será quien dirija y evalúe el buen funcionamiento de las mismas para que se cumplan los objetivos marcados. A través de estas terapias en grupo podrás descubrir que:
Las personas con Esclerosis Multiple no están solas
Descubrir que hay otras personas que están viviendo lo mismo que tú, que hables con ellas, y que te entiendan porque estáis atravesando lo mismo, reconforta y te tranquiliza porque no estás solo o sola.
Los compañeros y compañeras son los que verdaderamente te ayudan
Si bien estas terapias están dirigidas por un psicólogo, la verdadera terapia son los testimonios del resto de personas. Sus vivencias, sus consejos, sus escuchas, nos ayudan. Sentimos que hay empatía, que se encuentran al mismo nivel. Escuchar y ayudar a otros no supone desviar la atención sobre lo que te pasa a ti. Es la sensación de no estar solo, de contar con el apoyo de otras personas que, pese a los problemas, tienen una buena actitud para escuchar y ayudar.
Hay confidencialidad y respeto Una de las normas de estas terapias grupales es sin duda la confidencialidad, la garantía de que lo que se habla en la sala se queda allí. Y siempre, siempre, escuchar y respetar al resto de compañeros y compañeras.