El psicólogo responde
Date la oportunidad y el permiso para decir que no
Zeiane Atela. Psicóloga de Adembi ‘Decir que no es ser egoísta’, ‘Si digo que no, quedo mal’, ‘Me siento culpable si digo que no’, “No suelo decir que no para […]
Zeiane Atela. Psicóloga de Adembi
‘Decir que no es ser egoísta’, ‘Si digo que no, quedo mal’, ‘Me siento culpable si digo que no’, “No suelo decir que no para que no se enfaden y no decepcionar’… Son muchos de los comentarios que escucho en el día a día. Por eso mismo vengo a hablaros del ‘no’.
¿Por qué nos cuesta tanto decir que no?
– Porque la mayoría de veces no sabemos cómo hacerlo, porque no tenemos las habilidades suficientes. Esta habilidad se aprende, no es innata.
– Porque tenemos sentimiento de culpabilidad. A veces priorizamos tanto las necesidades y los deseos de las demás personas que nos olvidamos de los nuestros y acabamos cediendo siempre a las peticiones ajenas para evitar este sentimiento de culpabilidad.
-‘Por el qué dirán’. Nos gusta anticiparnos e imaginar lo que pensarán de nosotros si decimos que no o si expresamos una opinión contraria al resto. Esto nos genera miedo a ser rechazados y a perder a ciertas personas.
– Porque queremos evitar el conflicto. Si sabemos que negarnos ante algo o expresar nuestra opinión va a generar una situación problemática para nosotros, tendemos a escapar de esas situaciones y sensaciones. Decidimos que es más fácil evitar decir no.
– Porque tenemos un concepto erróneo de lo que significa ‘ayudar a los demás’. Con esto no quiero decir que tengamos que mantener una postura egoísta sino dar un valor y un lugar a tus propias necesidades e intereses.
Claramente son estilos de pensamientos irracionales y conductas que hemos ido aprendiendo y fijado en nosotros debido a la educación y a las experiencias previas. Os voy a poner un simple ejemplo:
¿A cuantos de vosotros os han obligado a dar un beso a vuestros seres queridos o conocidos sin querer hacerlo?
Me imagino que a la gran mayoría. Claramente a gran parte nos han educado para complacer, agradar y ayudar a los demás, llegando a sentir miedo o culpa por negarnos a hacer algo en una situación determinada. La idea de rechazar peticiones o decir no, sigue siendo, a día de hoy y para ciertas personas, una expresión de mala educación o crueldad.
¿Por qué es necesario decir que no?
Principalmente para cuidarnos. Es una manera de recuperar la sensación de control y poder poner límites. También es una manera de practicar el amor propio y comenzar a valorarnos, lo que fomenta la autoestima, la seguridad y la autoconfianza.
¿Cómo hacerlo?
Os voy a dar un par de recomendaciones por las que empezar:
– Es importante tomarnos un tiempo antes de responder. Observar con calma si verdaderamente es algo que quiero hacer o no.
– Tener presente el valor de nuestro tiempo y energía, decir que no a algo te permite decir que sí a otras cosas que de verdad te interesan.
-Es importante no justificarte cuando dices que no.
– Practicar la técnica del sandwich. Consiste en mantener el mensaje firme, pero lo incluimos en un bocadillo de empatía y de asertividad.
Por ejemplo, ante la celebración de cumpleaños de una amiga a la que no te apetece ir puedes decir: ‘Estoy muy agradecida por la invitación, sin embargo no voy a ir, seguramente podamos estar en otro momento’.
Y recuerda, siempre:
Es posible que no hagas ni seas aquello que deseas, pero siempre tienes la opción de no hacer ni ser aquello que no quieres.