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Beneficios del ejercicio físico en la EM
Por Rakel Berriozabalgoitia: Fisioterapeuta en ADEMBI Hoy en día, cuando hablamos de Esclerosis Múltiple (EM) y ejercicio físico, las opiniones son diversas, tanto entre los profesionales sanitarios como entre las […]
Por Rakel Berriozabalgoitia: Fisioterapeuta en ADEMBI
Hoy en día, cuando hablamos de Esclerosis Múltiple (EM) y ejercicio físico, las opiniones son diversas, tanto entre los profesionales sanitarios como entre las personas con EM. No hace muchos años, los médicos recomendaban a este colectivo que evitara hacer ejercicio físico, así como otras actividades que les resultaran fatigosas, con el objetivo de poder preservar energía para realizar sus actividades de la vida diaria.
Otro de los motivos por el que ha generado controversia la realización de ejercicio físico, es el aumento de la temperatura corporal que conlleva. Un 60-80% de las personas con EM experimentan un empeoramiento reversible de los síntomas neurológicos en situaciones de incremento de la temperatura corporal. Actualmente, se ha comprobado científicamente que este empeoramiento remite tras el reposo y, por tanto, no afecta al transcurso de la enfermedad.
Numerosos estudios revelan que hacer ejercicio resulta seguro y beneficioso, siempre de forma correcta y supervisada por profesionales sanitarios. Es más, se debe considerar como parte importante del tratamiento sintomático y de apoyo para las personas con EM; dad que induce a la mejoría de un buen número de funciones fisiológicas, fruto del desacondicionamiento (deterioro del organismo como consecuencia de la falta de actividad física) y ayuda a manejar algunos síntomas (espasticidad, fatiga, falta de equilibrio). Todo ello podría traducirse en mejoras funcionales que afecten positivamente en su calidad de vida.
A pesar de que actualmente no es posible dar recomendaciones generales para un entrenamiento óptimo basado en la evidencia (debido a que cada persona tiene sus capacidades y necesidades específicas), sabemos que aquellos programas basados en resistencia, fuerza, flexibilidad y equilibrio generan múltiples beneficios para las personas con EM. Entre los beneficios más destacables se encuentran la mejora de la función esqueleto-muscular y la función inmune; la reducción en niveles de fatiga, mayor movilidad, estabilidad y coordinación, disminución de la espasticidad, mejora de la calidad de vida, del estado de ánimo y de la calidad de sueño, entre otras.
¿Pero cuál es la diferencia entre ejercicio físico y la rehabilitación física? El ejercicio físico no pretende servir para reemplazar la rehabilitación; pero sí que ayuda de forma positiva en el tratamiento rehabilitador. El ejercicio físico se puede realizar de forma independiente, siguiendo las recomendaciones y las indicaciones del instructor, con el objetivo de mejorar el bienestar físico y mental, y por lo tanto la condición física general. Por su parte, en la rehabilitación física, la persona necesita del terapeuta para ayudar o facilitar un movimiento concreto, con el objetivo es mejorar una función específica.
En términos generales, a la hora de realizar ejercicio físico es necesario tener en cuenta cuatro aspectos que siempre deberán estar presentes:
- El acortamiento de los músculos puede ser resultado de espasticidad o de un tiempo prolongado de reposo. Se recomienda realizar estiramientos de los grandes grupos musculares que atraviesan dos articulaciones. Es conveniente realizarlos una o dos veces al día, mantenidos entre 30 y 60 segundos y repetirlos de 3 a 5 veces.
- Nos permite realizar más trabajo con menos energía. Es el caso del ejercicio en bicicleta estática, caminar, ejercicios acuáticos… Se deberían realizar 3 veces a la semana durante al menos 30 minutos, que pueden ser acumulados a lo largo del día en sesiones de menos tiempo, dependiendo de la fatiga de cada persona.
- Es necesario que los ejercicios sean revisados periódicamente por un fisioterapeuta o profesional de la actividad física. Al principio se pueden realizar ejercicios con un equipamiento mínimo, que debería incluir de 1 a 3 bloques de grandes grupos musculares, realizar entre 10 y 15 repeticiones, en 2 o 3 días a la semana no consecutivos.
- Equilibrio, coordinación. La pérdida de equilibrio es uno de los síntomas más frecuentes en personas con EM. El trabajo de la coordinación y el equilibrio es fundamental hacerlo bajo supervisión y teniendo en cuenta las limitaciones de cada uno, para evitar caídas. Ejercicios sencillos y seguros pueden ser pautados por un fisioterapeuta para que las persona los realice por su cuenta; pero debe haber un aprendizaje previo con el profesional.
Podemos reafirmar que realizar ejercicio físico resulta beneficioso para las personas con EM; al igual que lo es para las personas que no están afectadas por la enfermedad. No produce ni cambios ni modificaciones en el desarrollo de la enfermedad, no obstante, un mejor acondicionamiento puede resultar beneficioso para paliar los cambios funcionales derivados del curso de la EM, así como para manejar algunos síntomas.