Neurología
El conocimiento de lo que sucede en la Esclerosis Múltiple y su relación con los tratamientos
Por el Dr. Alfredo Antigüedad, jefe del servicio de neurología del Hospital Universitario de Basurto La Esclerosis Múltiple (EM) es la enfermedad neurológica en la que se están produciendo desde […]
Por el Dr. Alfredo Antigüedad, jefe del servicio de neurología del Hospital Universitario de Basurto
La Esclerosis Múltiple (EM) es la enfermedad neurológica en la que se están produciendo desde hace 15 años más avances en su conocimiento y tratamiento. Podemos afirmar sin duda que es una enfermedad que tiene un tratamiento efectivo del que se benefician, sobre todo, los pacientes que debutan ahora con la enfermedad.
Sin embargo para la fase progresiva de la EM, que es la principal responsable de la discapacidad, no disponemos todavía un tratamiento eficaz. Pero insisto en que los avances son incesantes y, en mi opinión, en cuestión de no mucho tiempo dispondremos de medios para combatirla de manera efectiva.
La teoría más acreditada de lo que sucede en la Esclerosis Múltiple sostiene que en el cerebro y en la médula espinal de los enfermos los procesos biológicos que implican inflamación y daño de los axones, (el “cable” que transmite el impulso nervioso y que está recubierto por la mielina), evolucionan y se modifican a lo largo del tiempo. El conocimiento más preciso de porqué y de como se producen estos cambios nos permite buscar nuevas dianas terapéuticas y nuevos tratamientos.
Al inicio de la enfermedad los pacientes presentan brotes seguidos de una mejoría y periodos de estabilidad clínica. Un brote refleja la aparición de una nueva lesión (placa) inflamatoria. En esa fase inicial la actividad inflamatoria de la enfermedad es intensa pero está muy circunscrita a la propia lesión que ocasiona los síntomas.
Con el transcurso del tiempo las recaídas (nuevas placas) son más infrecuentes pero se produce un hecho relevante: la inflamación del cerebro en lugar de ser intensa y localizada se hace más difusa y de menor intensidad, aunque resulta muy dañina para las neuronas y axones. Esta inflamación difusa y de baja intensidad tiene un papel protagonista en provocar el incremento paulatino de la discapacidad en las fases progresivas de la misma.
En la fase inicial de la EM es donde los medicamentos ya comercializados, y los que lo estarán en un futuro inmediato, son realmente efectivos: previenen la aparición de nuevos focos de inflamación y por lo tanto reducen las recaídas y probablemente frenen la generalización de la inflamación, retrasando por tanto la forma progresiva de la enfermedad y con ello la discapacidad.En la fase inicial de la EM es donde los medicamentos ya comercializados, y los que lo estarán en un futuro inmediato.
En la fase progresiva de la enfermedad el problema no es la aparición de nuevas placas: el problema es la inflamación difusa y el subsiguiente daño axonal. Las estrategias terapéuticas buscan medicamentos que incrementen la resistencia de las neuronas y axones ante esta agresión inflamatoria continua y difusa aunque de baja intensidad. Otras líneas de investigación trabajan, a su vez, con fármacos para frenar este tipo peculiar de inflamación.
En la actualidad se están llevando a cabo ensayos clínicos con medicamentos para combatir la fase progresiva de la EM. Es difícil asegurar cuando se obtendrán resultados pero, como sucedió con los estudios anteriores para frenar las recaídas, estoy seguro de que este camino no tiene vuelta atrás y será igual de fructífero.
Hay que añadir además que se están ya estudiando en pacientes, algunos de Euskadi, nuevos fármacos cuyo objetivo es regenerar la mielina. Y, aunque todavía en fase de estudio en laboratorio, se están llevando a cabo investigaciones, cuyo propósito es regenerar incluso los axones dañados.
Por todo ello podemos ser optimistas: aunque aún queda mucho camino por recorrer, se puede afirmar que la investigación sobre la Esclerosis Múltiple está permitiendo ya combatir de manera eficaz la enfermedad.