Neurología
El seguimiento en la EM: una molestia innecesaria o una necesidad
Junio de 2007 Por el Dr. Alfredo Antigüedad. El seguimiento de los pacientes con Esclerosis Múltiple es imprescindible para conocer la evolución de su enfermedad, identificar la necesidad de un […]
Junio de 2007
Por el Dr. Alfredo Antigüedad.
El seguimiento de los pacientes con Esclerosis Múltiple es imprescindible para conocer la evolución de su enfermedad, identificar la necesidad de un tratamiento y valorar la respuesta al mismo para, si procede, modificarlo por otro más eficaz.
Sin embargo para muchos afectados y algunos médicos el seguimiento sistemático de la Esclerosis Múltiple carece de utilidad y, además la obligación de ‘enfrentarse’ periódicamente a la enfermedad, genera una innecesaria ansiedad. Por ello piensan que lo mejor es que el paciente ‘se olvide’ de su EM y únicamente acuda a su neurólogo en el caso de sufrir un brote lo suficientemente severo como para precisar tratamiento con corticoesteroides.
Este planteamiento pudo tener algún sentido en las épocas en las que no disponíamos de medicamentos para la Esclerosis Múltiple, pero en la actualidad existen afortunadamente los suficientes como para individualizar el tratamiento.
Los brotes de la Esclerosis Múltiple son como la punta de los icebergs: sólo representan una pequeña porción del problema. Por ello fijarnos sólo en los brotes graves supone cerrar los ojos a la realidad y descartar la posibilidad de mejorarla. Los neurólogos que nos dedicamos a la Esclerosis Múltiple lo tenemos claro, y en todos los consensos sobre esta enfermedad se establece la necesidad del seguimiento sistemático de los pacientes mediante exploraciones neurológicas periódicas, de vez en cuando mediante la resonancia magnética, y la valoración inmediata de cualquier posible brote.
El objetivo de todo esto es monitorizar la actividad de la enfermedad de la manera más precisa posible, del mismo modo que se monitoriza la temperatura para comprobar la evolución de una infección o la glucemia en el caso de la diabetes, y ajustar en consecuencia el tratamiento.
Este tipo de seguimiento debe realizarse en todos los pacientes, reciban o no medicamentos para modificar el curso de su enfermedad.
De este modo podemos establecer cuándo está indicado iniciar un tratamiento o modificarlo cuando es ineficaz. Sirva como último ejemplo de todo lo anterior que, en el caso del último medicamento comercializado para la Esclerosis Múltiple, las autoridades sanitarias de Europa y Norteamérica establecen como un criterio de indicación la evolución de las placas en la resonancia magnética.
Ensayos Clínicos
Los conocimientos y recursos terapéuticos de la Esclerosis Múltiple avanzan de una manera frenética. Hace 11 años no teníamos ningún tratamiento para esta enfermedad y, en la actualidad, en el Hospital de Basurto estamos investigando con seis nuevos medicamentos, algunos por vía oral, además de utilizar los seis que ya están comercializados. Los ensayos clínicos con nuevos fármacos, presumiblemente más eficaces que los ya existentes, suponen una interesante oportunidad para los pacientes, pero sólo está disponible en un número reducido de unidades de Esclerosis Múltiple. Sin duda toda regla tiene excepciones, pero no es menos cierto que el escenario de la Esclerosis Múltiple se ha modificado de una manera radical en los últimos años: en la actualidad empezamos a manejar el concepto de ‘tratamiento personalizado’.
En esa situación no está justificado el no agotar todas las posibilidades que existen para mejorar el pronóstico de los pacientes con esta enfermedad.