Neurología

Esclerosis Múltiple de comienzo tardio

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em tardial

Por Sabas Boyero, neurólogo del Hospital Universitario de Cruces La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad crónica desmielinizante inmunomediada que afecta al sistema nervioso central. Típicamente afecta a adultos jóvenes […]

Por Sabas Boyero, neurólogo del Hospital Universitario de Cruces

La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad crónica desmielinizante inmunomediada que afecta al sistema nervioso central. Típicamente afecta a adultos jóvenes en torno a la 2ª-3ª décadas de la vida. Consideramos EM de comienzo tardío a aquella cuyos síntomas comienzan por encima de los 50 años. Este diagnóstico es infrecuente. Entorno al 5-9% de los pacientes con EM son diagnosticados por encima de esta edad. Además, hay que tener en cuenta que algunos de los pacientes diagnosticados a esta edad debutaron con síntomas de la enfermedad mucho antes. Síntomas a los que quizá no se les dio importancia cuando aparecieron.

Llegar al diagnóstico en estas edades es más complicado. Por un lado, la menor sospecha clínica de la enfermedad en pacientes mayores de 50 años y por otro, la presencia en este grupo de edad de gran cantidad de patologías que pueden imitar los síntomas de la EM y dar resultados en las pruebas radiológicas y de sangre similares a la EM. Además, alguna de las enfermedades típicamente asociadas a esta población (la enfermedad cardiovascular fundamentalmente) hace que el tiempo desde el inicio de los síntomas al diagnóstico sea más largo.

Pese a que es también más frecuente en mujeres, la razón mujer/hombre es más baja que en la población diagnosticada más joven. Los síntomas de inicio más habituales son las alteraciones motoras (debilidad en una o las dos piernas más frecuentemente) mientras que los síntomas sensitivos son menos habituales. La fatiga también es un síntoma menos frecuente por encima de los 50 años.

Respecto al curso de la enfermedad hay que señalar que una edad de comienzo más tardía parece aumentar el riesgo de aparición de formas progresivas, tanto de formas primarias como de formas secundariamente progresivas. Las posibles razones tienen que ver con el ‘envejecimiento’ de sistema inmunológico, la menor actividad inflamatoria global y la pérdida de capacidad de remielinización, entre otras.

No hay demasiados datos acerca de si hay una respuesta específica, diferente a los tratamientos en estos pacientes. Como hemos señalado antes el sistema inmunológico de estos pacientes es diferente en cuanto a su funcionamiento respecto al de los más jóvenes y por tanto el efecto de los fármacos sobre este sistema inmunológico puede ser distinto, tal vez menos eficaz. Además, el médico ha de considerar la presencia de otras patologías asociadas que puedan limitar el uso de algunos de los fármacos, como por ejemplo la patología renal y hepática.

Por último, respecto al manejo médico de este grupo de pacientes hay que recordar que es más frecuente la presencia de factores de riesgo cardiovascular (FRCV) asociados, que sabemos, empeoran el pronóstico de la EM. Por ello no hay que olvidar el buen control de tensión arterial, glucemias, colesterol, la práctica de ejercicio adecuado a la situación del paciente y la suspensión del hábito tabáquico como parte de los cuidados médicos y de enfermería necesarios en la enfermedad de los pacientes con EM por encima de los 50 años. Es igualmente necesario ante un síntoma nuevo o deterioro del estado previo diferenciar si es algo provocado por la EM o si se trata de otra causa para evitar retrasar el buen manejo de la misma. Para ello es fundamental la atención compartida entre equipos de atención primaria, enfermería y neurología.

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