La actitud ante la adversidad
Mertxe Fernández. Socia de AEMAR
Con mi experiencia me gustaría animar a que la gente que lo necesite, dé ese primer paso de ir a la Asociación. No se va a arrepentir.
Mertxe Fernandez
¿Cuál es tu actitud frente a las adversidades de la vida? Si me hubieran preguntado esto hace más de dos años mi respuesta hubiera sido totalmente diferente a la que daría ahora. Me llamo Mertxe, tengo 34 años y en 2008 me diagnosticaron Esclerosis Múltiple. ¿Y cómo te quedas ante eso? Pues para mí fue incluso un alivio en un primer momento, dado que había estado viviendo un infierno continuo…
Me volvían loca: me decían que tenía depresión, ansiedad, y cuando me fallaba la pierna derecha que eran ‘cosas mías’. Estaba muy cansada y lo peor era que no me entendían (joven, fuerte, aparentemente sana…). A veces me costaba orinar y, cada día iba a peor, porque al final acabas creyendo que todo está en tu cabeza y no veía la forma de poder salir de ahí. Lo que más sufrimiento me producía era cuando, por ejemplo, no tenía fuerzas para llevar a mi hija de ahora 6 años al colegio.
Todo giró cuando un día me levanté y veía borroso de un ojo, y después de muchas pruebas llegó el diagnóstico. Tras aquel calvario, no sabría cómo describir mis sentimientos cuando me dieron la noticia. Por fin sabía que algo no iba bien y que no eran ‘cosas mías’. Desde entonces he llorado mucho, y siempre con la misma pregunta: ¿por qué a mí? ¿por qué a mí? Nadie me lo ha podido ni podrá contestar nunca. Pero nadie dijo que la vida fuera fácil, así que hay que luchar.
Lo que en principio parecía simplemente una respuesta a mis preguntas, tomó forma cuando descubrí el significado de las palabras ‘Esclerosis Múltiple’. Oyes ‘enfermedad degenerativa’ y eso te asusta, no sabes qué va a ser de tu vida… Te dicen que puedes tener ‘brotes’, pero, ¿qué es eso de brotes?, te preguntas, ¿qué voy a sentir?
Y pronto lo supe. En ese primer año tuve tres brotes bastante seguidos, y entonces llegó la hora de medicarme. Me pincho Copaxone todos los días desde hace un año. No me resultó fácil, pero confiaba en el médico… al fin y al cabo no quedaban muchas más opciones. Hoy es el día en el que estoy estable. ¿Mañana? No lo sé pero, ¿quién lo sabe? Yo intento hacer una vida normal y mantener la vida ocupada, ver cada día como un nuevo reto. Y esto no se consigue sola. Es importante aprender a pedir ayuda….
Así, siguiendo un consejo y sin saber muy bien qué me encontraría crucé un día las puertas de AEMAR y conocí a lo que es hoy mi segunda familia: las trabajadoras de AEMAR, que siempre me han hecho sentir que tienen tiempo para escucharnos y ayudarnos si así lo necesitamos. Mis compañeros y compañeras, el grupo en el que nos ayudamos, entendemos, lloramos y reímos juntos. Idoia, la psicóloga del centro, que me ha enseñado a quererme. Y, auque es duro aprender a vivir y a disfrutar de la vida de otra manera, tal y como viene, lo que está claro es que no podemos estar pensando
‘antes podía y ahora no’.
Quiero dar las gracias a cada una de las personas que me acompañan en el camino, me quieren y me apoyan. A mi familia, que es muy importante para mí. Y no puedo dejar de dar las gracias a la persona más importante en mi vida, antes de mi enfermedad, ahora y siempre. La verdad es que no sé que haría sin ella, mi pilar, mi luz, la mano que siempre me sujeta en el camino… mi madre.
Con mi experiencia simplemente me gustaría animar a que la gente que lo necesite, dé ese primer paso de ir a la Asociación. No se va a arrepentir. Y al resto ¿qué pediría? Pues que nos apoyen, que nos hace mucha falta.
Y termino como empezaba, hablando de la actitud ante la vida. He aquí una posible respuesta: «que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumine tu camino y el de todas las personas que te rodean».
Con mi experiencia me gustaría animar a que la gente que lo necesite, dé ese primer paso de ir a la Asociación. No se va a arrepentir.
Mertxe Fernandez¿Cuál es tu actitud frente a las adversidades de la vida? Si me hubieran preguntado esto hace más de dos años mi respuesta hubiera sido totalmente diferente a la que daría ahora. Me llamo Mertxe, tengo 34 años y en 2008 me diagnosticaron Esclerosis Múltiple. ¿Y cómo te quedas ante eso? Pues para mí fue incluso un alivio en un primer momento, dado que había estado viviendo un infierno continuo…
Me volvían loca: me decían que tenía depresión, ansiedad, y cuando me fallaba la pierna derecha que eran ‘cosas mías’. Estaba muy cansada y lo peor era que no me entendían (joven, fuerte, aparentemente sana…). A veces me costaba orinar y, cada día iba a peor, porque al final acabas creyendo que todo está en tu cabeza y no veía la forma de poder salir de ahí. Lo que más sufrimiento me producía era cuando, por ejemplo, no tenía fuerzas para llevar a mi hija de ahora 6 años al colegio.
Todo giró cuando un día me levanté y veía borroso de un ojo, y después de muchas pruebas llegó el diagnóstico. Tras aquel calvario, no sabría cómo describir mis sentimientos cuando me dieron la noticia. Por fin sabía que algo no iba bien y que no eran ‘cosas mías’. Desde entonces he llorado mucho, y siempre con la misma pregunta: ¿por qué a mí? ¿por qué a mí? Nadie me lo ha podido ni podrá contestar nunca. Pero nadie dijo que la vida fuera fácil, así que hay que luchar.
Lo que en principio parecía simplemente una respuesta a mis preguntas, tomó forma cuando descubrí el significado de las palabras ‘Esclerosis Múltiple’. Oyes ‘enfermedad degenerativa’ y eso te asusta, no sabes qué va a ser de tu vida… Te dicen que puedes tener ‘brotes’, pero, ¿qué es eso de brotes?, te preguntas, ¿qué voy a sentir?
Y pronto lo supe. En ese primer año tuve tres brotes bastante seguidos, y entonces llegó la hora de medicarme. Me pincho Copaxone todos los días desde hace un año. No me resultó fácil, pero confiaba en el médico… al fin y al cabo no quedaban muchas más opciones. Hoy es el día en el que estoy estable. ¿Mañana? No lo sé pero, ¿quién lo sabe? Yo intento hacer una vida normal y mantener la vida ocupada, ver cada día como un nuevo reto. Y esto no se consigue sola. Es importante aprender a pedir ayuda….
Así, siguiendo un consejo y sin saber muy bien qué me encontraría crucé un día las puertas de AEMAR y conocí a lo que es hoy mi segunda familia: las trabajadoras de AEMAR, que siempre me han hecho sentir que tienen tiempo para escucharnos y ayudarnos si así lo necesitamos. Mis compañeros y compañeras, el grupo en el que nos ayudamos, entendemos, lloramos y reímos juntos. Idoia, la psicóloga del centro, que me ha enseñado a quererme. Y, auque es duro aprender a vivir y a disfrutar de la vida de otra manera, tal y como viene, lo que está claro es que no podemos estar pensando
‘antes podía y ahora no’.
Quiero dar las gracias a cada una de las personas que me acompañan en el camino, me quieren y me apoyan. A mi familia, que es muy importante para mí. Y no puedo dejar de dar las gracias a la persona más importante en mi vida, antes de mi enfermedad, ahora y siempre. La verdad es que no sé que haría sin ella, mi pilar, mi luz, la mano que siempre me sujeta en el camino… mi madre.
Con mi experiencia simplemente me gustaría animar a que la gente que lo necesite, dé ese primer paso de ir a la Asociación. No se va a arrepentir. Y al resto ¿qué pediría? Pues que nos apoyen, que nos hace mucha falta.
Y termino como empezaba, hablando de la actitud ante la vida. He aquí una posible respuesta: «que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumine tu camino y el de todas las personas que te rodean».