Artículos y estudios
Sexualidad y Esclerosis Múltiple.
Los estudios refieren que entre la mitad y las dos terceras partes de las personas con EM presentan trastornos sexuales relacionados con la enfermedad. A pesar de tener esa constatación, […]
Los estudios refieren que entre la mitad y las dos terceras partes de las personas con EM presentan trastornos sexuales relacionados con la enfermedad. A pesar de tener esa constatación, no siempre se aborda en la atención sanitaria: la sexualidad ni se menciona, ni se evalúa, ni se trata.
«En algunas ocasiones esto se produce por el desconocimiento sobre el origen y el tratamiento; en otras, por vergüenza o por un mal entendido respeto al paciente o por considerar que no es un elemento prioritario a tratar en las consultas», asegura Jose Bustamante psicólogo clínico, especialista en sexología.
La sexualidad «es una necesidad interpersonal básica tan importante como la seguridad y la estima que deviene en el apego, la red de relaciones sociales que desarrolla la amistad; o el contacto y la intimidad corporal, relacionado con el afecto y la sexualidad», recuerda el experto. Y es esencial para el desarrollo y el bienestar emocional. De hecho afecta a la calidad de vida, es un potente catalizador emocional que, cuando falla, acaba poniendo en cuestión la relación. Y, sobre todo, «es un derecho humano reconocido».
Dificultades
Tal y como explicó Jose Bustamante en el último seminario online organizado por EM Euskadi, la población con Esclerosis Múltiple presenta un porcentaje de probabilidades mayor de sufrir algún tipo de problema sexual. Pueden ser disfunciones primarias, relacionadas directamente con la EM como son la pérdida de deseo, la disminución sensorial en los genitales y las dificultades en la respuesta sexual, la excitación y el orgasmo. También hay disfunciones secundarias de la enfermedad, como la incontinencia de la vejiga o el intestino, la fatiga, la espasticidad, la debilidad muscular, el temblor, la falta de atención o de concentración, las alteraciones sensoriales o la movilidad reducida. Las terciarias afectan a cuestiones emocionales, como la baja autoestima, la dificultad para aceptar la discapacidad, la disonancia con el rol sexual atribuido o los mitos y falsas creencias sobre la sexualidad.
El modelo sexual, en cuestión
Jose Bustamante recordó que hay muchos modelos de sexualidad y que «no hay que intentar que el tuyo encaje en el impuesto, sino cuestionar el que tenemos como sociedad». El experto desmontó diferentes mitos. Como que la masturbación es una mera consolación por no tener pareja, cuando «puede ser una manera individual de expresión y disfrute, de conocerte y empoderarte cuando te dé la gana». También recordó que el coito como máxima expresión de la sexualidad «expulsa a todas las personas que no tienen una relación coital». Tampoco tiene que ser espontáneo para disfrutarlo. En el caso de personas con enfermedades como la EM es recomendable «va a ser más fácil el encuentro sexual si se planifica, sin establecerlo como una obligación sino generando un contexto para ello, adecuándolo el momento del día en el que el cuerpo está más receptivo». Y no está solo reservado para a cuerpos jóvenes y sanos.
Salvar barreras
El experto apostó por visibilizar la realidad de las personas con necesidades físicas especiales «porque tienen deseo, derecho y capacidad para disfrutar de su sexualidad», aseguró. «Sea como sea, tengamos la dificultad que tengamos, todos tenemos piel y por lo tanto, un mapa erógeno que explorar».
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